En el día de hoy llegamos a la que es la tercera y última parte del reportaje sobre este increible lugar. Tras adentrarnos en el a través de "SALESIANOS: El Comienzo" y posteriormente descubrir sus autenticas joyas escondidas en "El Refugio de los Santos Inocentes", en esta edición, trataré de mostraros las diversas salas del edificio principal, donde el lujo alcanza su mayor esplendor en ese salón de reuniones presidido centralmente por una impresionante chimenea. Asi es que sin más, allá vamos.
Comenzamos por el impresionante salón.
Como se puede observar, presidido en todas sus paredes por impresionantes lienzos decorativos.
Aunque en la parte superior derecha falta uno de ellos.
Seguimos anonadados en la sala observando todo lo que en 360 grados nos rodea junto a su más que impresionante chimenea.
Seguimos recorriendo el lugar, pasando a través de diversas salas de todo tipo...
... comienzan a aparecer las primeras vidrieras...
... y una larga serie de escaleras de diversos y diferentes tipos.
Seguimos recorriendo las estancias y llegamos hasta lo más alto para ver los antiguos mecanismos de un viejo campanario.
Continuamos y tras estar unas tantas horas en el lugar, uno necesita hacer uso de ciertos equipamientos, por lo que nos desplazamos a los baños.
A su paso nos topamos con una vieja aula.
Seguimos y ante el asombro del pequeño William que se nos aparece en la pantalla de un viejo y olvidado monitor, nos topamos ante una puerta cerrada que nos invita a traspasarla para toparnos con...
... La habitación del Prior.
Presa del paso del tiempo, anclada en un pasado estremecedor, al adentrarnos en esta estancia un fuerte sentimiento comienza a recorrer nuestras venas, aquello no podía ser verdad. Parecia que en cualquier momento su antiguo morador iba a aparecer por la puerta para volver a ocupar aquella lustrosa y corroida cama, o simplemente para redactar algun texto en su vieja y putrefacta maquina de escribir. Sencillamente impresionante.
Por desgracia, todo lo bueno tiene un final y nosotros nos acercamos profundamente ya hacia el, pero antes de concluir, me gustaría mostrar dos fotografias de un elemento que a menudo nos encontramos los exploradores urbanos en los lugares abandonados, las sillas.
Sin más tiempo para suspirar y finalizar este increible recorrido y antes de dejar atrás la que a mi parecer es la mejor exploración jamás realizada hasta el momento, un sentimiento vuelve a situarse sobre nuestro cerebro, ¿Su nombre? NOSTALGIA, nostalgia pura y dura.
Si nosotros mismos podemos tener ese sentimiento, imaginense los antiguos moradores del lugar. Por ello, esta última instantanea en la que se pretende reflejar el sentimiento de impotencia de estos, a través de encontrarse prisioneros en un lugar en el que que tan solo pueden observar a través de aquellas antiguas ventanas el ir y venir de personas Non-gratas y no poder hacer absolutamente nada por salvaguardar lo que tiempo atrás fue su lugar de vida, el lugar de su alma.
Un saludo, Nalabcer.