08 septiembre 2014

La Mansión Colonial

Tras un verano movidito en cuanto a salidas y excursiones regresan los reportajes a la web. En esta ocasión nos introducimos en la que es la mejor mansión abandonada jamás visitada hasta al momento, tanto por su decadencia como por su majestuosidad. Era ir recorriendo sus pasillos e ir sorprendiéndote a cada estancia en la que uno iba entrando. Imagino que todos quienes la han visitado ya, puesto que se ha convertido en lugar de peregrinaje incluso a nivel europeo, pensarán algo parecido.

Las fotos se entremezclan entre las realizadas en una primera visita a mediados del año 2013 y otra segunda visita en abril de este mismo año. A lo largo del reportaje voy a tratar de comentar las diferencias encontradas entre ambas visitas y desmontar los mitos que muchos entendidos del urbex en España hablan sin ni si quiera quizá haber visitado alguna vez más el lugar pero alardean de que todo esté totalmente destrozado, a saber con qué fin, seguramente porque ya lo han visitado y no quieren que lo visite nadie mas. La realidad es bien distinta, en efecto hay cosas destrozadas, pero para nada llegar al nivel de exageración que se puede leer en ciertos grupos o foros.


REPORTAJE FOTOGRÁFICO


Llegamos a las inmediaciones del recinto y tras acceder al interior de este nos encontramos ante la mansión. Así de esta forma era como brilla en sus tiempos de esplendor. El acceso muy sencillo, una puerta abierta bajo la escalera puente que se puede observar en la fotografía en la parte derecha.


Tras ojear los sótanos de la mansión en los que se encontraba el garage y los almacenes, accedemos a través de una escalera a la zona central y planta baja del edificio. En el hall principal nos topamos con un antiguo caballo de madera. 

En un principio y semanas antes a la primera visita a la mansión, el caballo (aunque ya rota) disponía de su propia cabeza anclada a la figura. Previamente, otras visitas habían pasado por allí y por arte de magia esa cabeza desapareció de la mansión al igual que a un triciclo que estaba intacto se le habían desmontado las ruedas apareciendo una de estas en otra habitación cercana bastante oscura. En este caso se podrá pensar pues son vándalos típicos que se dedican a destrozar este tipo de lugares. Pero no, nada más lejos de la realidad, si no quien había estado anteriormente por allí fotografiando el lugar no quería que el resto que fuera posteriormente pudiese fotografiar el caballo con la cabeza o el triciclo en sus plenas condiciones. 

 A unas personas se nos comentó que se había escondido la cabeza en una parte de la casa, mientras que a otras personas semana antes y la misma persona se le comentó que estaba en otro lugar, por supuesto, en ninguno de ambos lugares estaba, por lo que suponemos que algún duendecillo debe habitar todavía en la mansión escondiendo objetos de esta o directamente sacándolos de allí para que reposen en una estantería mas nueva y en otro lugar distinto al que pertenece.

Que los vándalos destrocen al fin y al cabo no se puede evitar, pero que personas que entran a hacer fotos lo hagan, deja mucho que desear y no tiene nombre.

Por otro lado, tampoco pienso que sea muy lógico llamar a los reportajes de este lugar por el mismo nombre con el que se puede facilmente localizar la casa, hecho que ha ayudado enormemente a que el lugar se haya divulgado de tal forma con lo que ello conlleva.

Quitando estos asuntos de en medio, así es como se encontraba el caballo cuando realizamos la primera visita, totalmente decapitado.



Las escaleras principales, todas de madera junto con la barandilla ornamentada, nos llevaban al primer piso de la mansión donde se encontraban las habitaciones. Estamos hablando de una mansión de una familia noble, por lo que en esta residía toda la familia y los propietarios tuvieron nada mas y nada menos que 8 hijos.

En el rellano de estas escaleras, las hierbas del exterior se introducen intentando recuperar su espacio creando una nueva vida al lugar, esa que nunca se pierde, la de la naturaleza.


Edición del 17 de marzo de 1916 del diario ABC.




Llegamos a otra habitación inmersa en la más absoluta oscuridad y que se trataba de un pequeño salón de estar. En su interior nos encontramos con este antiguo piano que funcionaba a la perfección al presionar sus teclas. Cuando realizamos la primera visita, este era el estado en el que se encontraba pero al realizar la segunda casi un año más tarde comprobamos lo que previamente habíamos visto en alguna foto por la red, alguien se había dedicado a destrozar por completo las teclas, encontrándose piezas de estas todavía por el suelo.


Continuamos en esta planta baja y accedemos al salón comedor, una de las estancias abandonadas mas bellas que jamás haya podido visitar. Bajo el artesonado de sus techos encontramos muebles de madera robusta realizados a medida para aquel salón a lo que unimos la mesa central con todo colocado, desde sus sillas a la vajilla, junto a la alfombra y una corroída lámpara simulando un candelabro con las velas encendidas.












Sobre el suelo nos encontramos con esta estampa que no dudamos un segundo en cogerla para verla. Se trata de una antigua fotografía de la familia en la que aparecen los 11 hijos que el dueño tuvo. La historia nos remonta hacia los tiempos en que personas pudientes realizaron un viaje a América del Sur con la idea de regresar de nuevo a su lugar de origen tras conseguir una fortuna allí. Por los documentos allí encontrados en la misma mansión, intuimos que el propietario se dedicaba al sector farmaceútico. Al regresar de América del Sur y habiendo conseguido con sus negocios una amplia cantidad de dinero decide construir esta mansión tratando de dar el mejor cobijo a sus 11 descendientes así como la mejor de las educaciones posibles en el país en el que se encuentra. Pero como suele pasar en la vida, tarde o temprano con el tiempo llega la muerte, y con ello el testamento en el que la mansión pasaba a ser de todos sus hijos, desentendiéndose estos y sin querer saber nada de esta hasta llegar al punto donde se ha llegado. Una impresionante mansión olvidada, corroída y abandonada con una amplia cantidad de recuerdos en su interior.

En la foto los niños de la familia jugando en uno de los jardines exteriores.



Continuamos el recorrido por el interior de la mansión visitando algunas de sus estancias, en los armarios todavía se puede encontrar restos de las antiguas vestimentas de los niños.




Nos adentramos en la que es una de las habitaciones abandonadas mas completas y esplendorosas que haya podido fotografiar.



En la primera de las visitas aparte de estar en mejor estado de conservación todavía mantenía el cuadro de uno de los niños sobre el cabezal de una de las camas. En la segunda visita, ni rastro de dicho cuadro como se puede ver en el resto de fotos.









Pasamos a la habitación contigua con tonos mas rosados, otra joyita de habitación abandonada que todavía conserva todo su mobiliario. Como se puede observar en las fotografías, el triciclo alguien le había arrancado la rueda delantera, quizá para que no hiciesen posteriormente una foto como la suya, algo típico ya también en el panorama urbex.






En otra de las zonas de esta planta se encontraba el antigua lavabo, nada más y nada menos que tres pilas de mármol, además de otro lavabo individual en otra de las habitaciones.



Desde esta planta partían otras escaleras hacia la planta superior, a la cual decidí no acceder por el estado de la madera de las escaleras. Hay otras personas que si han subido pero en mi caso prefiero no arriesgar. En la parte de arriba hay varias estancias con entradas de luz y algún que otro objeto antiguo bastante chulo.


Descendemos de nuevo por las escaleras principales hacia la planta baja. Aquí se puede ver la diferencia entre ambas fotos, una tomada con la naturaleza apropiandose del espacio y otra ya con la planta totalmente seca en otra época del año.


Este salón acristalado se corresponde con el área de ventanales que se puede ver en la primera fotografía antigua del reportaje, junto a las escaleras puente.


En la planta baja otra estancia que cabe destacar es la capilla anexa que tenia la mansión que todavía conserva su retablo en madera.


Por último, descendemos de nuevo a los sótanos y fotografiamos los objetos que allí se almacenaban. Destacar aquí las entradas de luz que proporcionaban un aire diferente a las fotografías. Encontramos desde garrafas de vino, hasta la cruz de una lápida, infinidad de cofres de madera e incluso un antiguo carruaje de caballería.








Y hasta aquí llega el reportaje a esta impresionante mansión que seguro ha hecho las delicias y puesto los ojos como platos a todo aquel que la ha podido visitar, incluido yo. Hasta el siguiente reportaje. Un saludo.