Hace ya unos años, la denominada Ruta Destroy o la Ruta del Bakalao sentaron un precedente en un país recién salido de una transición democrática tras la época franquista, cosa que explica las ansias de libertad que se respiraba en todo el país.
La legislación española, en todo lo tocante al ocio nocturno, era aún muy inmadura debido al legado del franquismo, y estaba llena de vacíos legales, los cuales, los empresarios de estas discotecas supieron aprovechar.
Esos factores, unidos a la gran permisividad y aperturismo de una sociedad con ganas de compensar la represión franquista y a la menor preocupación e información de ciertos aspectos como las drogas, fueron el fuego que encendió la mecha.
Esta discoteca que os presento, seguramente disfrutó de esta movida en muchas de sus salas, años atrás. Hoy, con la sala más grande totalmente calcinada, podemos hacernos la idea de las dimensiones del recinto e imaginar todo este recinto lleno hasta los topes. Seguramente muchas parejas saldrían de aquí a partir de una noche loca en este lugar, otras romperían su relación, pero lo que es seguro, es que muchos jovenes, y no tan jovenes, disfrutarían como niños en esta impresionante discoteca que hoy se mantiene tal y como lo vereis a continuación.
Empezamos el recorrido a las instalaciones.
Accedemos al recinto y decidimos dejar nuestras chaquetas en uno de los varios guardaropas.
Como buenos hijos, ya que venimos de muy lejos, hacemos la típica llamada de la madre diciendole que hemos llegado bien.
Como todavía no hemos cenado, el hambre empieza a hacer acto de presencia, por lo que decidimos acercarnos la barra para pedirnos unas hamburguesas, puesto que la discoteca contaba con su propia hamburguesería.
Una vez calmada el hambre, hacemos un pequeño parón y evacuamos liquidos en uno de los baños.
Nos decidimos a entrar al centro y pagamos nuestra entrada.
Seguimos el recorrido y visitamos la sala principal, totalmente calcinada. En ella todavía se pueden ver todos los focos, los restos de la cabina y sobretodo podemos hacernos una idea de las dimensiones de esta sala.
Pasamos a otra sala más pequeña pero mucho más decorada y ambientada, la sala VIP.
Nos tomamos nuestros primeros cubatas, pasamos de nuevo por otro de los baños, y una vez entonados, cuando la cabeza empieza a no controlar, nos desplazamos a la sala de juegos, lo que actualmente podrían ser cualquier tipo de sala de recreativos.
Podíamos hechar unas partidas a las maquinas o bien, para los más atrevidos, podíamos retarnos a unas carreras en la pista de karts que poseia esta macro discoteca.
Visitamos un pequeño almacén...
...y salimos a la zona más impresionante para mí, de esta discoteca, la terraza de verano. Buena música, se unia con amplias terrazas y barras donde se servían aquellas bebidas que los jovenes podían tomar mientras se daban un baño en las piscinas, o disfrutaban de las instalaciones deslizandose por un tobogán acuático de dimensiones considerables, como si en un parque acuático se encontraran.
Nosotros también quisimos probar el tobogán.
Como habeis visto en las imagenes, se nos ha hecho de día, son las 8:30 de la mañana y nos disponemos tras una larga noche de fiesta a irnos de regreso a casa para coger bien agusto la cama. Recogemos del guardaropa nuestras prendas y nos despedimos de nuestro particular relaciones públicas de la disco, el cuál muy amable nos entrega una tarjeta.
Pasamos por las jaulas de las aves acuáticas a modo de mini zoo que formaban parte de la ambientación del lugar.
Y por último, abrimos las puertas, entramos al coche y brummmm brummmm, arrancamos con destino al siguiente reportaje.
La legislación española, en todo lo tocante al ocio nocturno, era aún muy inmadura debido al legado del franquismo, y estaba llena de vacíos legales, los cuales, los empresarios de estas discotecas supieron aprovechar.
Esos factores, unidos a la gran permisividad y aperturismo de una sociedad con ganas de compensar la represión franquista y a la menor preocupación e información de ciertos aspectos como las drogas, fueron el fuego que encendió la mecha.
Esta discoteca que os presento, seguramente disfrutó de esta movida en muchas de sus salas, años atrás. Hoy, con la sala más grande totalmente calcinada, podemos hacernos la idea de las dimensiones del recinto e imaginar todo este recinto lleno hasta los topes. Seguramente muchas parejas saldrían de aquí a partir de una noche loca en este lugar, otras romperían su relación, pero lo que es seguro, es que muchos jovenes, y no tan jovenes, disfrutarían como niños en esta impresionante discoteca que hoy se mantiene tal y como lo vereis a continuación.
Empezamos el recorrido a las instalaciones.
Accedemos al recinto y decidimos dejar nuestras chaquetas en uno de los varios guardaropas.
Como buenos hijos, ya que venimos de muy lejos, hacemos la típica llamada de la madre diciendole que hemos llegado bien.
Como todavía no hemos cenado, el hambre empieza a hacer acto de presencia, por lo que decidimos acercarnos la barra para pedirnos unas hamburguesas, puesto que la discoteca contaba con su propia hamburguesería.
Una vez calmada el hambre, hacemos un pequeño parón y evacuamos liquidos en uno de los baños.
Nos decidimos a entrar al centro y pagamos nuestra entrada.
Seguimos el recorrido y visitamos la sala principal, totalmente calcinada. En ella todavía se pueden ver todos los focos, los restos de la cabina y sobretodo podemos hacernos una idea de las dimensiones de esta sala.
Pasamos a otra sala más pequeña pero mucho más decorada y ambientada, la sala VIP.
Nos tomamos nuestros primeros cubatas, pasamos de nuevo por otro de los baños, y una vez entonados, cuando la cabeza empieza a no controlar, nos desplazamos a la sala de juegos, lo que actualmente podrían ser cualquier tipo de sala de recreativos.
Podíamos hechar unas partidas a las maquinas o bien, para los más atrevidos, podíamos retarnos a unas carreras en la pista de karts que poseia esta macro discoteca.
Visitamos un pequeño almacén...
...y salimos a la zona más impresionante para mí, de esta discoteca, la terraza de verano. Buena música, se unia con amplias terrazas y barras donde se servían aquellas bebidas que los jovenes podían tomar mientras se daban un baño en las piscinas, o disfrutaban de las instalaciones deslizandose por un tobogán acuático de dimensiones considerables, como si en un parque acuático se encontraran.
Nosotros también quisimos probar el tobogán.
Como habeis visto en las imagenes, se nos ha hecho de día, son las 8:30 de la mañana y nos disponemos tras una larga noche de fiesta a irnos de regreso a casa para coger bien agusto la cama. Recogemos del guardaropa nuestras prendas y nos despedimos de nuestro particular relaciones públicas de la disco, el cuál muy amable nos entrega una tarjeta.
Pasamos por las jaulas de las aves acuáticas a modo de mini zoo que formaban parte de la ambientación del lugar.
Y por último, abrimos las puertas, entramos al coche y brummmm brummmm, arrancamos con destino al siguiente reportaje.