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06 abril 2014

Cementerio de coches clásicos


Si hubo un hito en la historia automovilística española y que supuso un gran progreso para la población, ese fue sin lugar a dudas la aparición del Seat 600.

Nos remontamos al 27 de junio de 1957, día en el cual sale por primera vez desde la zona franca de Barcelona el primer ejemplar del Seat 600.



Con un precio de unas 65.000 pesetas de la época, la salida al mercado de este automovil supuso que muchísimas familias de la clase media española pudieran adquirir un vehículo con el cual poder trasladarse por la ciudad o simplemente de vacaciones por las carreteras españolas, por supuesto y como era tradición cargados hasta los topes.

¿Quién no recuerda esta imagen en alguna de las carreteras españolas?
¿O en algún área de servicio?



Por mi parte yo no he llegado a vivir esto, (mi historia automovilística dio comienzo con el R5), pero sí mis familiares más cercanos, por las historias que me han llegado a contar, en sus travesias desde el litoral mediterraneo hasta el centro castellano leonés.

Con una velocidad máxima de en torno a los 95 km/h, el 600 fue el automovil que propició el despegue de la motorización masiva de la población del país, además de ser el vehículo con el que aprenderían a conducir muchas generaciones venideras.

De esta forma se anunciaba su llegada en el noticiario español del NO-DO y en la prensa.





Su comercialización disminuyó debido a la fuerte competencia de modelos de otras marcas que resultaban más atractivos al consumidor en aquellas épocas. Principalmente fue el Renault 5, el que con una estética más moderna y mejores sistemas de seguridad, se popularizó rápidamente en el mercado.

Además otro pilar fundamental que provocó que el 600 entrase en decadencia fue que este era débil y estrecho, por lo que dificultaba la instalación de los cinturones de seguridad, que en aquellos días se hicieron obligatorios en España.

Finalmente, el 3 de agosto de 1973, los trabajadores de Seat despidieron el último 600 con una pancarta que ponía: «Naciste príncipe y mueres rey». De esta forma se puso fin a la fabricación de este hito automovilístico "Made in Spain".

 

En el reportaje de hoy nos desplazamos a un depósito privado perteneciente a un antiguo taller que almacena en su espacio todas estas joyas de la carretera. En su mayoría nos encontramos los Seat 600, pero también hay vehículos de otros modelos y que también comentaré brevemente en el reportaje. A la conclusión de este recomiendo la visualización de dos reportajes de televisión mucho más extensos acerca de la historia del Seat 600.

Comenzamos el recorrido retratando este viejo 600 azul y rojo, bautizado como Rayo McQueen.













A su lado, otro pequeño 600 descansa en peor estado que su hermano rojizo.









Como he comentado anteriormente, no tan solo de 600 se nutre este depósito. En este caso nos topamos con un Citroen Dyane 6, fabricado por la compañía francesa entre 1967 y 1983.

De estas graciosas maneras se anunciaba el vehículo para su compra.





Poco a poco el óxido y la naturaleza va invadiéndolo llevándolo hacia la más absoluta decadencia.









Justo al lado del Dyane nos encontramos con el popular Citroen 2Cv, fabricado desde 1948 a 1990 y conocido popularmente como el "Dos Caballos" debido a la potencia que exprimía. De hecho, el Dyane se fabricó con la intención de llevar al fin de los tiempos al 2Cv, pero aún cuando se finalizó la fabricación del Dyane el 2Cv continuó fabricandose.

Su auge y comercialización en todas las partes del mundo le convirtió en el hito del automóvil económico por antonomasia. Su cariñosa y "fea" imagen se ha divulgado y extendido asociada al mito juvenil, escaso de recursos, que lo convirtió en una visión "hippie" del automóvil. El mundo rural lo asoció a su trabajo duro en el campo y la ciudad lo recibió, principalmente con la versión furgoneta, para efectuar los múltiples recados de puerta a puerta para repartir los paquetes más dispares.

Hace ya un tiempo se publicó en la web un reportaje acerca de otro 2Cv. En esta otra ocasión se trataba de la versión furgoneta conocida como "La Citroneta" y el cual podeis ver pinchando sobre el enlace de la Citroneta.

De esta manera se anunciaba en las televisiones el Citroen 2Cv.







Este otro ejemplar se trata de la versión furgoneta del Citroen Dyane, conocida como Acadyane o Dyane 6 AK 400. Se fabricó 11 años después que su versión en turismo, desde 1978 hasta 1987 con una producción total de 253.393 unidades.



A su lado seguimos contemplando varios ejemplares más de Seat 600. Algunos de ellos invadidos completamente su interior por la naturaleza.









Nos introducimos en el interior de otro modelo totalmente distinto a los que se han mostrado hasta ahora. Este vehículo se trata de un Renault 4L, el popularmente conocido como "Cuatro latas". Se fabricó entre 1961 y 1992 con la intención de competir contra el Citroen 2Cv y muchos ejemplares se fabricarían en la factoría de Valladolid. Fue muy utilizado en los 90 por la policía francesa y la guardia civil española.

Así se presentaba el coche en los medios de comunicación, los anuncios son totales.











Otro 600 totalmente devorado por las plantas



Por último nos encontramos con otro ejemplar distinto. En este caso se trata del Seat 131 1600, que se fabricó tan solo durante 7 años, los comprendidos entre 1975 y 1982 en versiones de 95cv de potencia, de 107 CV y de 114 CV.

De esta forma se presentaba en 1975 este vehículo, con las tierras gallegas de fondo.







Finalmente, vuelvo a fotografiar el Seat 600 que a mí personalmente fue el ejemplar que más me gustó de todo el recinto.





No olvidéis visualizar los siguientes reportajes sobre el Seat 600 si queréis conocer algo más de historia sobre este mito automovilístico español, reportajes de "Fue Informe" de RTVE y un especial sobre los 50 años de un mito emitido por el canal Historia.





Un saludo y hasta el próximo reportaje.



- Documentales y vídeos extraídos de Youtube. 
- Información propia e información extraída de Wikipedia. 
- Fotografías: Nacho Labrador.


07 febrero 2014

Mansion G.M.



Olvidada en el tiempo, la mansión de la Grand Mère vivió tiempos mejores en sus labores de producción de aceite y de vino. Abandonada la actividad agrícola, esta mansión fue dejada de la mano de dios aunque tuvo actividad hasta finales de los años 90, prueba de ello la cantidad de canastos que todavía se encuentran almacenados junto a las escaleras o algunos de los documentos hallados en el interior.

Las fotos fueron realizadas durante varias visitas, la primera de ellas en mayo del año 2012 y la última a finales de enero de 2013, observando durante ese periodo que se habían producido pequeñas variaciones en su estado pero manteniendo la idiosincrasia del lugar, que al fin y al cabo es lo importante.

Nos adentramos en el recinto por la parte posterior para fotografiar una joya obsoleta a merced de las inclemencias del tiempo. Se trata de una antigua camioneta Bedford TJ, fabricadas por primera vez en el año 1958. Hasta 1975 se fabricaban únicamente para el Reino Unido pero a partir de entonces se realizaron para su exportación hasta finales de la década de los 80.



En las siguientes 3 fotografías extraídas de la red se puede comprobar cómo era esta maravilla en un pasado.




Y en el siguiente video se puede ver un modelo más nuevo circulando por las carreteras.



En el interior de la mansión llama la atención al acceder las escaleras principales, a partir de las cuales tanto en el piso superior como en el inferior se disponen en cuadrado los pasillos que dan acceso a las diferentes habitaciones.



La humedad y la decadencia en los suelos de madera van haciendo mella en el edificio.





Accedemos al piso superior






Y nos disponemos a entrar a la que en mi opinión es una de las habitaciones abandonadas más fotogénicas que me haya podido encontrar hasta la fecha y que más me han gustado. Tanto es así, que la cuarta fotografía (la de la cama con el retrato) en formato grande fue intercambiada durante la exposición de 2013 por una pieza de hierro fundido obra del conocido escultor Soca, compañero y amigo de Juan Ripollés. Tanto le gustó esa fotografía que se ofreció a intercambiarla por una de sus piezas, el dinosaurio marino. Sin duda todo un placer, va por ti compañero.





Sobre la pared nos encontramos con el posible retrato de la antigua propietaria de la finca. Los colores marronáceos de la habitación eran absolutamente bestiales a tono con el óxido de la antigua cama y los diversos enseres olvidados en aquella pequeña sala.





En otra sala nos volvemos a encontrar con otro dormitorio, este de menores dimensiones y con un cabezal de exageradas dimensiones, casi ocupaba la mitad de la altura de la habitación.





En la mansión existían diversos cuartos de baños, uno de más reducidas dimensiones en el piso inferior y otro mucho más amplio con bañera en el piso superior.





Otras estancias almacenaban material como toda una colección de sillas de madera o una vieja alfombra en la otra sala.


Pasamos a visitar lo que era la despensa y la cocina de la mansión.




Poca corriente llega ya a sus corroídos enchufes.


Salimos al exterior para dirigirnos hacia la capilla anexa a la mansión, donde aparte de la familia posiblemente debido a sus dimensiones incluso los vecinos irían para oficiarse misa.



La humedad, la decadencia y el paso del tiempo es hoy se refleja en su interior. Absolutamente impresionante.





Los detalles en sus pinturas desconchadas y los acabados dorados del retablo de madera eran sencillamente espectaculares.






Por último salimos de la iglesia y con la estampa de esa preciosa mansión nos despedimos hasta un próximo reportaje.